jueves, 12 de abril de 2012


Hace 20 años para enterarme del mundo me tocaba ir a una biblioteca pública en Tunja bellamente acondicionada en un claustro del siglo XVI, que a pesar de su magnificencia, ofrecía en sus gabinetes tomos publicados hace 5, 10, 20 o 50 años atrás... era bonito, ese era mi facebook, esos eran mis chats y también mis recovecos mentales porque era el refugio perfecto para un adolescente anacrónico, vago, desubicado e introvertido ... pero bah! sin mayores aires de intelectualidad....lo que siempre sentí fue envidia por no poder viajar, escuchar cd´s en vez de andar grabando música de una emisora en un cassette o de tener cable en vez de andar relamiendo los canales nacionales de televisión (que aunque en ese entonces no eran tan malos como ahora... eran la única e irremediable opción).

Esos tiempos de romanticismo pueril, vida campestre y estructuración fueron buenos porque todo se tocaba, todo se repasaba, todo se atesoraba y todo se recordaba porque vivía en una casa a muchos kilómetros de la ciudad, que en donde si algo se te olvidaba te jodías porque no había forma de comunicarse con nadie ya que hasta los 90´s tuvimos teléfono fijo... y aunque en muchos sentidos era un privilegiado (toca siempre agradecer)... también como a todos los que me rodeaban, vivía en un mundo de limitaciones, de brechas de pensamiento, de desigualdad por la falta de acceso a una información actual y de imaginarios decimonónicos que se acentuaban con la vida de provincia (muchos de los que todavía intento huir). Y si la vida era más bonita y más personal, no quiero retroceder en el tiempo, no quiero enajenarme de la actualidad, no quiero dejar de escuchar o ver las cosas que me gustan para no ser tachado de delincuente, cuando en este país a los que de verdad roban, asesinan o pisotean los derechos humanos les dan beneficios, no les exigen que devuelvan lo que se llevan y además les dan casas por cárcel.

Y bueno, si la policía informática que va a vigilar los derechos de autor es la misma que me ha protegido cuando la delincuencia me ha hecho daño, me reservo todas las opiniones al respecto.

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